miércoles, junio 28, 2006

El Olympia Stadio de Berlín




Veintitrés años antes nace en Alabama, Estados Unidos el décimo y anteúltimo hijo del que seria el padre de Jesse Owens. J.C. Owens, mal entendido por la profe pasó a ser Jesse. De chiquito corría en los campos de algodón en que trabajaba. “Lo único que podía hacer un chico negro en Alabama era correr, así que corríamos” dijo una vez, o seguramente muchas, porque es una buena frase, conmueve y resulta en este caso profética. Un corredor lo descubre en la escuela y poco tiempo después entrena y pasa a ser parte de la Universidad de Ohio (en las escuelas de Estados Unidos el deporte y las artes son importantes). En el 35, en menos de noventa minutos, bate cinco récords mundiales. En el 36 llega al Tercer Reich, donde se propugnaba a las trompadas la superioridad aria.
El joven Jesse, bien negrito, bate varios récords y obtiene cuatro medallas de oro, cien y doscientos metros, salto en largo y relevos 4x100. Incluso Long, el candidato alemán, lo aconseja para mejorar su salto en plena competencia.
Hitler se retira entonces re caliente del estadio.
Según alguna biografía Jesse seria descalificado anos después de por vida, por indisciplinas varias(no hay que olvidar que USA era aun mucho mas racista que hoy). Después de competir contra caballos seria encargado de relaciones publicas del deporte de su país. Es decir que era una mezcla de Pelé y Maradona.
Hoy, luego de haber aplastado las teorías de la superioridad física aria en menos segundos que nadie, Jesse Owens tiene su avenida lindando con el estadio.
Gracias en buena parte al invierno ruso la inmensa mayoría de los alemanes ha olvidado aquellos complejos de superioridad. La sensación aquí es que es gente muy prolija a la que le fastidia que casi todo el resto del mundo haga muchas cosas mal. Empezando por la ecología, pasando por la guerra en Irak y terminando en la impuntualidad.
Si el viernes ganamos, no habrá Fuhrer en la platea que se niegue a saludar.
Y tampoco sonreirán francamente los nórdicos al saber de donde vengo, ni dirán por un tiempo Messi o Maradona sin tristeza. No creo que a ninguna calle de los alrededores del Olympia le pongan Messi, ni siquiera a un bebedero de plaza “Carlitos Tévez” (esto siempre que no lo compren del Bayern).
Pero si ganamos la victoria será de un pueblo realmente muy bien representado, no como ocurre infinidad de veces en otros ámbitos. Y será una gran alegría para un país en donde queda mucho, por hacer. En donde la educación avanza mucho más lento que la necesidad, y la propaganda y los precios mucho mas rápido que los sueldos.
Donde se sufre una bota no de cuero como era la nazi, sino de deudas impagas e impagables, impuesta por el primer mundo. Particularmente por la tierra del inocente Owens. Este mundial es la oportunidad una vez mas de ser mejores durante 90 minutos que los poderosos, que aunque lo somos en muchas otras cosas, en esto lo podemos dejar a la vista. La FIFA, ese imperio, deja que los muñequitos jueguen un rato y le aseguren el negocio. Si los jugadores son dioses, la FIFA es Miguel Angel. Mirar en Internet sino el techo de la terminal de tren de Colonia. Tenemos la chance de dar un paso más hacia la final. Veintitrés pibes de barrios desperdigados por ahí, varios humildes, enfrentan el viernes a una selección del primer mundo. Del país más rico de Europa.
Tenemos un equipazo. Ojalá en el Olympia de Berlín el talento nos acompañe en toda su forma, el espíritu no flaquee y este de nuestro lado la suerte... Como una vez le paso a Owens.

Fuente: http://blog.fmrockandpop.com/

Agustin y Sergio.