Hombre mirando al Africa
Nota dada a el suplemento si! de clarín. Dani Buira (ex batero de los piojos habla de su presente y su pasado)
"A los seis años armaba baterías con baldes y les daba conciertos a mis viejos. Mucho después me confesaron que me aplaudían de compromiso", se ríe Daniel Buira, ex baterista de Los Piojos (se fue en el 2000 por "cuestiones personales"), creador de La Chilinga, actual baterista de Vicentico y principal difusor de la mixtura de percusión y rock.
Después de recorridas y estudios en países como Brasil o Cuba, Buira entendió que en la Argentina hacía falta una escuela de percusión. Así, nació La Chilinga. "Había una necesidad latente. Siempre me interesó hacer una escuela cultural, ligada a la realidad. La Chilinga tiene mucho compromiso con el barrio". En La Chilinga hay un programa de aprendizaje de cinco años, y si bien los cursos son pagos, Buira aclara que dan clases en lugares pobres y no cobran un peso. Con cuarenta ex alumnos devenidos en docentes, la escuela de percusión es una usina musical en la que se aprenden los ritmos nacionales y extranjeros (samba, rumba, iyesá').
—¿Sos consciente de que fuiste el responsable de aportarle a Los Piojos todo el tema percusivo?
—Claro, pero el grupo tenía una apertura para asimilar propuestas. Lo que yo aportaba rendía, pero sin dudas el salto más grande fue cuando La Chilinga participó de Verano del 92.
—¿Te sentís pionero de esa movida?
—Y sí, aunque me cueste, me siento un pionero de la movida que combina rock y percusión en la Argentina. Creo que en Los Piojos se logró muy bien y que se logra muy bien en La Chilinga. Después hubo cosas interesantes, pero ahora todo eso me resulta aburrido y nada original.
—¿Ya no escuchás música así?
—Ni loco. Me dice mucho más un grupo de pop con maquinitas que una banda de rock con tambores y candombe. Eso ya está hecho. Quizás esas bandas lleven mucha gente, pero a mí no me causan nada.
"A los seis años armaba baterías con baldes y les daba conciertos a mis viejos. Mucho después me confesaron que me aplaudían de compromiso", se ríe Daniel Buira, ex baterista de Los Piojos (se fue en el 2000 por "cuestiones personales"), creador de La Chilinga, actual baterista de Vicentico y principal difusor de la mixtura de percusión y rock.
Después de recorridas y estudios en países como Brasil o Cuba, Buira entendió que en la Argentina hacía falta una escuela de percusión. Así, nació La Chilinga. "Había una necesidad latente. Siempre me interesó hacer una escuela cultural, ligada a la realidad. La Chilinga tiene mucho compromiso con el barrio". En La Chilinga hay un programa de aprendizaje de cinco años, y si bien los cursos son pagos, Buira aclara que dan clases en lugares pobres y no cobran un peso. Con cuarenta ex alumnos devenidos en docentes, la escuela de percusión es una usina musical en la que se aprenden los ritmos nacionales y extranjeros (samba, rumba, iyesá').
—¿Sos consciente de que fuiste el responsable de aportarle a Los Piojos todo el tema percusivo?
—Claro, pero el grupo tenía una apertura para asimilar propuestas. Lo que yo aportaba rendía, pero sin dudas el salto más grande fue cuando La Chilinga participó de Verano del 92.
—¿Te sentís pionero de esa movida?
—Y sí, aunque me cueste, me siento un pionero de la movida que combina rock y percusión en la Argentina. Creo que en Los Piojos se logró muy bien y que se logra muy bien en La Chilinga. Después hubo cosas interesantes, pero ahora todo eso me resulta aburrido y nada original.
—¿Ya no escuchás música así?
—Ni loco. Me dice mucho más un grupo de pop con maquinitas que una banda de rock con tambores y candombe. Eso ya está hecho. Quizás esas bandas lleven mucha gente, pero a mí no me causan nada.
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